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Lluvia no para en la región de la catástrofe de Río de Janeiro
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Las tareas de rescate, que fueron reforzadas por 500 miembros de las Fuerzas Armadas, están concentradas en áreas que se encontraban aisladas y bloqueadas por toneladas de tierra, piedra y lodo.

AFP, EFE y REUTERSNOVA FRIBURGO, BRASIL.Las lluvias continuaban ayer por la tarde en la región montañosa de Río de Janerio, donde los deslaves tras los temporales provocaron más de 600 muertos, lo que obligó a los equipos militares a interrumpir las labores de rescate con helicóptero.Un equipo de la Fuerza Aérea que debía desplazarse a Brejal, un área donde 80 personas estaban aisladas en el municipio de Teresópolis, tuvo que suspender la búsqueda, informó a los periodistas el comandante de la Defensa Civil, coronel Luiz Castro.La prioridad de los equipos de rescate es llegar a las zonas más aisladas, pero la lluvia, que no ha dado tregua, dificulta esas operaciones."Tenemos dificultades con el clima. Los helicópteros no están consiguiendo hasta ahora hacer vuelos de largas distancias. No tenemos condiciones climáticas para ofrecer atención a las personas que todavía están aisladas en las áreas rurales", reconoció el coronel Pedro Machado, comandante de los Bomberos de Río.DAMNIFICADOS. Más de 14.000 personas están sin abrigo en la región y una decena de zonas agrícolas todavía permanecen aisladas, como Bom Jardim, Sao José, Sao Miguel y Barra Alegre, cerca de Nova Friburgo, un municipio en el que 274 personas perdieron la vida.El Ministerio de Defensa informó que fueron enviados a la zona 500 efectivos de las Fuerzas Armadas, 11 helicópteros, unos 50 vehículos y cuatro excavadoras, además de dos hospitales de campaña y generadores de electricidad.El gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, declaró el estado de calamidad pública en los siete municipios más afectados, medida que busca facilitar la reconstrucción.El estado de calamidad pública regirá por un periodo inicial de 180 días en los municipios de Nueva Friburgo, Teresópolis, Petrópolis, Bom Jardim, Sao José do Vale do Río Preto, Sumidouro y Areal. La normativa intenta facilitar los trabajos de reconstrucción de la infraestructura y las viviendas destruidas por las lluvias, ya que permite contratar empresas, obras y trabajadores, y adquirir material sin necesidad de abrir licitaciones públicas, saltándose otras trabas burocráticas.Las autoridades también concentran sus esfuerzos en restablecer todos los servicios públicos, debido a que numerosas áreas continúan sin suministro de energía eléctrica, agua ni telefonía.Otra de las tareas prioritarias es la identificación y el entierro de las víctimas, algunas en avanzado estado de descomposición, tras cinco días.Mientras que un juez de Nueva Friburgo ordenó el entierro de todos los cuerpos aún no reconocidos tras ser sometidos a los respectivos procedimientos de identificación, las autoridades de Teresópolis optaron por preservarlos en camiones con refrigeración, a la espera de que aparezcan familiares para reclamarlos.TODO DESTRUIDOAdemás de casas, las lluvias destruyeron carreteras, puentes, calles, plazas, redes de energía y de telefonía, y edificaciones públicas, provocando millonarios daños materiales.El decreto de calamidad pública, dispuesto ayer por el gobernador de Río de Janeiro, facilitará los trabajos de reconstrucción, ya que permite que tanto el Gobierno regional como el municipal contraten empresas, obras y trabajadores, y adquieran material sin necesidad de abrir licitaciones públicas, saltándose otras trabas burocráticas.Sergio Cabral también anunció que el Gobierno regional cederá terrenos en los que puedan ser construidas 3.000 viviendas, para parte de las 6.050 familias que perdieron sus casas. Además, precisó que otras tendrán que ser reubicadas por residir en áreas de riesgo.El gobernador de Río, Sergio Cabral, dijo que negociará con Dilma Rousseff para que el programa Mi casa, mi vida ofrezca incentivos para la construcción.


Aumentan los afectados en Australia
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REUTERS MELBOURNE, AUSTRALIA Las inundaciones en Australia provocaron caos ayer en comunidades rurales del sur, dejando un rastro de destrucción en 4 estados, al menos 17 muertos y la probabilidad de una reconstrucción de proporciones históricas. Mientras decenas de personas de pueblos y ciudades inundados en el norte trabajan para limpiar sus hogares y oficinas, las fuertes lluvias e inundaciones provocaron nuevos desastres en el sureño estado de Victoria, el segundo más poblado del país.Cuatro grandes ríos en Victoria llevaban un torrente lleno, con 43 pueblos, 3.500 personas y 1.400 propiedades afectadas. Cientos de personas dejaron sus hogares, aunque nadie murió hasta ahora en el estado."Ellos tenían al Ejército en el pueblo. Ellos estaban poniendo sacos de arena en el lado oeste. Estaba fluyendo con rapidez", dijo Paula Ryan, de 40 años, quien opera una camioneta para vender café, a través de una llamada telefónica desde Echuca, mientras se preparaba para el desborde del río Campaspe.Las inundaciones comenzaron en el estado minero de Queensland el mes pasado y provocó miles de millones de dólares en daños en infraestructura, pérdidas de exportaciones de materias primas y la parálisis de la capital del estado, Brisbane, ciudad de 2 millones de habitantes. Queensland ha confirmado la cifra de muertos hasta el momento, aunque las inundaciones también afectaron a los estados de Nueva Gales del Sur y Tasmania.Un miembro de la directiva del Banco Central ha estimado que las inundaciones, relacionadas por algunos científicos al calentamiento global y las crecientes temperaturas del mar, podrían eliminar un 1 por ciento de crecimiento económico en los trimestres de diciembre y marzo, igual a cerca de 13.000 millones de dólares australianos (12.900 millones de dólares).El servicio de emergencia del estado de Victoria describió inundaciones en el norte del estado como posiblemente las peores desde que se tiene registro, y su portavoz Hugo Zoller sostuvo que continuarían durante días.